- Los contextos históricos, sociales y políticos de cada país han hecho que la lucha política de la diversidad sexual tenga sus propias narrativas
Ciudad de México.- Cuando llega junio es imposible dejar de pensar que también arriba el mes del orgullo de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travestis, transexuales e intersexuales (LGBTTTI+) y con ello en las marchas que se realizan por todo México.
Estas marchas, llenas de celebración y música, también tienen como propósito la demanda por los derechos para la comunidad que siguen siendo un tema pendiente, así como la visibilización de este sector de la población que aún sufre violencia, discriminación y muerte.
Una lucha constante que no ha cesado y que tiene su origen mucho tiempo atrás, antes de la primera marcha gay en 1979 y de los disturbios de Stonewall, diez años atrás.
El Baile de los 41 en México
Los contextos históricos, sociales y políticos de cada país han hecho que la lucha política de la diversidad sexual tenga sus propias narrativas, tal es el caso de México, donde el primer arribo de la homosexualidad a la mirada pública mediática fue en 1901 con la aprehensión de 41 hombres homosexuales en una casa ubicada en la Ciudad de México.
La mitad de los participantes vestía ropas consideradas culturalmente propias de las mujeres. Se cuenta que entre ellos se encontraba Ignacio de la Torre, yerno de Porfirio Díaz, quien fue exento de ser apresado. Los 41 hombres restantes fueron detenidos.
Este suceso no pasó desapercibido, pues quedó plasmado en los periódicos locales y grabados, realizados por Guadalupe Posada, que caricaturizaban y ridiculizaban a los homosexuales: “Aquí están los maricones, muy chulos y coquetones”, versaba un titular. El hecho pasó al imaginario colectivo y desde entonces el número 41 se relaciona a la homosexualidad en nuestro país.
Setenta años después de este hecho, en 1971 –en medio de un contexto social que demandaba acción política– se configuró en México la primera asociación a favor de los derechos de las personas LGBT+, el cual llevó por nombre Frente de Liberación Homosexual de México (FLH).
Este grupo, que tomó forma como resultado de un acto de discriminación en contra de un hombre despedido por una tienda departamental en la Ciudad de México al creer que era homosexual, fue el parte aguas para otras agrupaciones de su tipo.
El despido movilizó a estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, los cuales se reunieron para protestar; entre los participantes se encontraban el escritor Carlos Monsiváis y la dramaturga Nancy Cárdenas.
Algunas de las primeras organizaciones civiles de personas LGBT+ que surgieron en México y en las cuales se germinó el movimiento de liberación homosexual son SEXPOL, un grupo creado por el activista Antonio Cué en 1975 y dedicado a los estudios en torno a la sexualidad y la política; para 1978 surge el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), el cual basaba su trabajo en la disidencia y su apartidismo político y que tenía entre sus filas a activistas como Juan Jacobo Hernández.
Algunos grupos conformados por mujeres lesbianas fueron Ákratas (1975), Lesbos (1977) y Oikabeth (1978), considerada la primera organización pública de mujeres lesbianas. Los dos últimos grupos fueron formados por la activista lesbofeminista Yan María Yaoyólotl Castro.
Finalmente, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual, el cual tenía una posición feminista, nació en 1978 y fue fundado por la escritora Claudia Hinojosa.
Cada una de estas agrupaciones mantuvieron discusiones sobre el contexto político en el país y fraguaron estrategias para su labor militante que tenía por meta visibilizar y desestigmatizar a las personas homosexuales; asimismo, además de estos objetivos, las agrupaciones de mujeres lesbianas tenían en su agenda la liberación de la mujer y la lucha contra el patriarcado.