POR José Inés Figueroa Vitela
Si no pasó algo extraordinario de última hora -y no parecía que habría de pasar unas horas antes de consumarse, cuando se redactó la presente-, la Tormenta Tropical Alberto entró anoche en su epicentro por los rumbos de la desembocadura del Pánuco, dentro de la zona conurbada del sur tamaulipeco.
La especie rompía el mito de los últimos casi 70 años, desde 1955 que entró un fenómeno meteorológico por esa zona, cuando se empezó a construir la idea de que una base extraterrestre, radicada frente a las costas del sur tamaulipeco, la protegía y evitaba volviera a repetirse la devastación que significó el último ciclón ingresado por ahí, el Hilda.
¿Que pasó?… ¿se fueron los extraterrestres?… ¿o ya están viejos y cansados, sin fuerza para seguir conteniendo los impactos de la naturaleza terráquea?
Alberto llegaba con lluvias copiosas y aun con vientos fuertes, arrachados, el pronóstico decía que no alcanzarían la condición de huracanados, de tal manera que aún con las eventuales inundaciones en las partes bajas y zonas aledañas a las rutas naturales de las corrientes, donde se ha construido, además de consecuencias en construcciones endebles, no se esperaban daños mayores.
Menos aún, con el despliegue institucional, liderado por el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, quien al tiempo que promovía el alertamiento entre los sectores vulnerables, disponía todos los recursos para entrar en auxilio con albergues, antes del meteoro, hospitales, maquinaria, despensas, insumos y todo lo necesario para la atención de los eventuales damnificados, pasado el meteoro.
El Mandatario estatal y otras autoridades de los tres órdenes de gobierno, así como de la iniciativa privada y el sector social, ya tenían agendado estar ayer en la ciudad y puerto de Tampico, para la inauguración del Congreso Mexicano del Petróleo, mismo que fue aplazado precisamente frente a la amenaza de la tormenta tropical.
Allá andará entonces, como quiera, supervisando las labores de auxilio y restablecimiento de la normalidad, donde se viera afectada esta, a consecuencia del temporal acarreado por “Alberto”.
Del tamaño que pudieran ser los daños, y todo mundo esperaba que no tuvieran que ver con afectaciones físicas personales, el beneficio que trae la primera tormenta tropical de la temporada a Tamaulipas resulta inconmensurable.
Como muchos estados y ciudades del país y de Tamaulipas, Tampico sufría y de hecho era la que más, de una prolongada sequía sin antecedentes, que diezmó sus fuentes de abastecimiento de agua, hasta el punto de quedar casi totalmente secas, en medio de racionamientos y medidas extremas institucionales para transitar la adversidad.
”Alberto” no solo viene a dar un respiro al sistema Lagunario sureño de donde se abastecen Tampico, Madero y Altamira; su ruta anda, tierra adentro, hasta la sierra madre, donde se encuentran los veneros de los ríos que desembocan en el Tamesí y van a dar precisamente a la fuente de abastecimiento de sus ciudadanos. La banda de nubosidades de este fenómeno, además, abarcaba toda la geografía tamaulipeca, que igual padece una sed histórica, y desde ayer empezaron a recibir algunas lluvias, ligeras, pero al fin lluvias.
Todos, en el centro y norte del Estado esperaban que les pegara de frente “Alberto”, al precio que fuera, seguros de que con él se recargarían las fuentes de almacenamiento, mantos acuíferos y manantiales de la región, como para descansar de las consecuencias de la sequía que se han ido incrementando los últimos años.
Decía, sí hubo ayer algunas lluvias y se esperaban más para hoy y mañana, fuera de la franja sur por donde pasaba “Alberto”, lo que seguirá siendo un respiro en el prolongado ayuno regional de precipitaciones pluviales, pero aún lejos de ser una solución suficiente y duradera, fuera de la franja central del paso de la Tormenta, al sur.
Pero la fiesta no termina.
”Ahí viene otro”, dicen con entusiasmo los optimistas.
Que llueva -decía mi padre- y al más chaparro que le llegue el agua a… la cintura.
Amén.
Todas las autoridades se involucraron en los preparativos para atender eventualidades y aprovechar la presencia del fenómeno meteorológico en el territorio.
En Reynosa, con mucha anticipación, el gobierno de CARLOS PEÑA ORTIZ inició proyectos y construcción de presas rompepicos para evitar las inundaciones que en cada temporal históricamente han destruido el patrimonio y complicado la vida de amplios sectores.
Son acciones que van avanzando, con el concurso de los distintos sectores de la sociedad a convocatoria del jefe edilicio.
Aparte, en lo particular los alertamientos, disposición de albergues, limpieza de drenes y otras previsiones han sido animadas por PEÑA ORTIZ, hasta el punto de ser reconocido como ejemplo por terceros.