Por: Chano Rangel
El día de ayer en los separos de la sala de audiencias del XI distrito judicial con sede en San Fernando Tamaulipas, se apuntalaron los representantes de la fiscalía de justicia del estado, llevaban en sus manos una caja de corroplas, llena de documentos como si se tratara de un caso sumamente peligroso y de alto impacto nacional.
No era así, los representantes de la ley, amparados bajo la tutela de la fiscalía, llevaban supuestamente los documentos que avalan la denuncia en contra del alcalde reynosense Carlos Víctor Peña Ortiz y de su señor padre Carlos Peña Garza, bajo los supuestos del ejercicio de dineros de procedencia inexplicable.
Hasta ahí las cosas eran normales, hasta que se presentó en los separos, el demandante que se hizo llamar Marcelo Olan, un abogado de origen tabasqueño que radica desde hace tiempo en la ciudad de Reynosa.
Acompañado por otras dos personas llego a los separos, con un libro de leyes en la mano, en esos textos, dice que la ley le da la razón, y que la sociedad debe de recibir en lo general la parte reparadora del daño ocasionado; si entiendo querido lector que no me entiendo, pues yo tampoco, porque de ser este un argumento poco sólido, no encontramos la razón porque un acto privado, de un individuo con actividad privada, es ahora un hecho público, convertido en una verdadera persecución judicial.
Los representantes de la ley, de quienes omito el nombre por respeto, y los abogados defensores, de quienes también omitiré los nombres, tienen puntos encontrados, por consiguiente, este asunto parece ser más político que legal.
Mire no es casualidad que esta denuncia como dice en sus alegatos el abogado acusador es desde antes que el edil de Reynosa fuera alcalde, y la pregunta es lógica ¿Por qué sale a relucir en cada proceso electoral? La respuesta también es lógica, las encuestas dan más de 28 puntos de ventaja a su más cercano perseguidor en la carrera por la alcaldía de Reynosa.
Desde que el edil Pena Ortiz, levanto la mano y aglutino a su equipo de trabajo, para ir por la reelección municipal, a la que tiene derecho, los ataques no dejaron de surgir, desde el fuego amigo, hasta de los adversarios que ya encarrilado el tren están aprovechando el momento para atacar políticamente al alcalde reynosense.
El presidente municipal de Reynosa cuenta con sus derechos políticos intactos, no han probado en los tribunales ninguna denuncia de la acusación vertida en su contra, y este caso es más para darle vuelta a la tierra y levantar polvo, que para darle a la sociedad reynosense un ejemplo de justicia.
Como dice el viejo refrán en política los amigos son de mentira, pero los enemigos sin son de verdad, el fuego amigo es como la gota que pega en la roca, y los adversarios se juntan hasta con los enemigos, solo para ver caer al adversario, queman su casa para ver la del vecino arder.
Mire muy seguramente a pocos días que se den los temas definitivos en diputaciones federales y senadurías, la batalla continuara y llegara hasta los rincones más apartados del estado, la división política del país es evidente y los ataques perpetrados contra los adversarios más fuertes seguirán, con recursos leguleyos, y argumentos poco creíbles, esta es la guerra política, después del 5 de junio todo estará en calma, se lo aseguro.
Por lo pronto y en calidad de mientras, se da una persecución como pocas veces se ve en la historia política de la región.
Es cuánto.
De Aquello y lo demás…
La guerra política como lo mencionamos tampoco es privilegio del norte, allá en sur se dan hasta con la cubeta, por ejemplo, Chucho Nader, se canteo por Rosa González Azcárraga para competir por la presidencia municipal, pero el grupo cabecista sigue con el apoyo al sobrino del acalde Mon Marón.
Las cosas no serían de esa manera, si en el grupo del ex gobernador se respetara el trabajo de Chucho en el puerto y el cambio y solidez política que le dio en su tiempo como edil. Pero la guerra por el sur también despierta pasiones.
Ahí brincando la calle, el horno está caliente, y Adrián Oseguera, nomás no puede ver ni a tres cuadras al diputado Erasmo González, y lanza a su hermano par a sucederlo en el trono maderense.
Ni un cede, ni el otro afloja, y mientras eso pasa, como el viejo zorro y el queso, hay otro aspirante que poco a poco, de puros pellizcos, se está quedando con el queso, su nombre Andrés González.
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