Por: Chano Rangel
Cuando vemos el pueblo venezolano logra tener una protesta de millones en todo el país, cuando sus habitantes decidieron ir a votar arriesgando su vida, y que el régimen no dejo participar a unos 6 millones de ciudadanos por miedo a perder, que al final se pudo consumar, pero el dictador Nicolas Maduro, asegura que el gano, pero no da ni una muestra legitima de su triunfo.
La democracia en Venezuela se perdió hace 25 años, con la llegada de Hugo Chávez, el populista militar que amalgamo el hartazgo de los venezolanos en una campaña prometedora de acabar con malos gobiernos, creo que esto le suena familiar, pero fue en Sudamérica, y desde su llegada a cabo con todos los equilibrios democráticos, y al final de su vida, le heredo el poder a su brazo derecho el hoy presidente de facto, Nicolas Maduro.
Hemos seguido de cerca la política venezolana, donde hombres y mujeres tomaron las calles, para protestar por la imposición de Maduro en el poder, de terminar con 25 años de atrocidades y de llevar a país rico a ser un pueblo muerto de hambre, así las cosas, los venezolanos se hartaron, y dos décadas y media después, ahí están las consecuencias, ahora el régimen se impone a punta de bala, y eso es lamentable.
Ese camino de Venezuela, también lo recorre Nicaragua, y hace tiempo lo vive Cuba, en México, el régimen de izquierda empezó también a pavimentar esos caminos, ya en principio colonizo y está en la mesa la desaparición de los órganos autónomos, en esta en discusión el desmantelamiento de la Suprema Corte, del INE, y otros órganos importantes como el de Transparencia, a los regímenes dictatoriales, les enferma la oposición y les da miedo la rendición de cuentas.
A la nueva presidente, Claudia Sheinbaum públicamente el aun mandatario les ha impuesto a varios de los que serán sus servidores, como el director del IMSS, que en público y en plena mañanera el presidente dijo que sería bueno que se quedara, por su (excelente) trabajo, no sé qué trabajo se referiría el mandatario, sería el fracaso del sistema de salud en este sexenio, y de no llegar a ser como Dinamarca.
Por si fuera poco, y algo fuera de lo común, en días pasado el presidente saliente, también ya le recomendó a las compañías constructoras que debería de seguir trabajando en el sur de México, y su argumento es que hicieron las cosas bien y que la maquinaria ya está en el sitio, y por si fuera poco, en este mismo discurso, dijo que se hicieran las licitaciones, todo como debe ser, pero que les dieran chance, desde otro punto de vista, les ordeno que armaran la obra de teatro, pero que les dieran a estas empresas los contratos de las obras para continuar con sus proyectos, si de esas.
Esperemos que el nuevo secretario de obras públicas y comunicaciones, el ingeniero Esteva, con todo su currículo no sea solo un secretario de papel y de adorno y que las obras y servicios del país, sean otorgados en cada región, para que los recursos federales, puedan llegar también al lugar donde se generen los contratos y con ello poder darle a cada región del país un movimiento económico para su gente.
Con poco margen, a Claudia Sheinbaum, le pasa lo mismo que a López Portillo, cuando Echeverria le impuso al gabinete, si siente que estamos en retroceso, no anda mal para allá vamos.
Mire lo que pasa en Venezuela es estoico, cuando el pueblo bueno y sabio acepta que se equivocó en darles el poder a estos sátrapas. Que se aprovechando el disgusto de la población por gobiernos corruptos, decidieron cambiar, pero el cambio fue en reversa, y ahora la corrupción resulto ser más barata que la honestidad.
Las grandes manifestaciones de los venezolanos solo demuestran una cosa, el verdadero sentir de la población, harta de vivir en un régimen autoritario, donde se perdieron los principales valores de la población, como la libertad de pensar, de hablar y de dar su opinión, un reconocimiento a la oposición que allá si se faja en serio. Esperemos que Marko Cortes y Alito Moreno, con lo ocurrido que pasa en Venezuela, sepan cómo es ser oposición.
Es cuánto.
De Aquello y lo demás…
Hoy en día en la última visita a Reynosa, pudimos constatar que la obra pública no ha tenido descanso, vemos como el alcalde Carlos Peña con una visión de futuro, ha puesto en marcha obras de drenaje y agua en pleno centro de la ciudad, donde las tuberías tenían décadas de servicio y había llegado a su vida útil hace mucho tiempo.
También observamos los avances del museo del ferrocarril, magna obra que ya se ve imponente en su facha y su acervo será invaluable, es también preciso recalcar, que bajo la supervisión del secretario de obras Eduardo López, por instrucción del edil Peña Ortiz, se puede observar que las obras, conservan la parte esencial de la historia del pueblo de Reynosa, dándole la majestuosidad de antaño de esta urbe fronteriza.
No solo eso, pasamos y vimos obras de agua, drenaje, pavimentación prácticamente en toda la ciudad, con inversiones millonarias, que están dando un cambio de imagen y rumbo a la ciudad más grande de Tamaulipas, con una visión muy clara, seguir siendo la ciudad que más empleos genera, la que más crece y la que más aporta al estado en lo económico.
La próxima semana regresan los trabajadores municipales a sus funciones habituales, y muy seguramente, las obras en cada rincón de Reynosa serán uno de los rubros que mejor evalúan al alcalde Carlos Peña Ortiz.
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