- Las reacciones en México sobre el proceso judicial que enfrenta Genaro García Luna en EU no se han hecho esperar y eso incluye a López Obrador
Ciudad de México.- Las reacciones en México sobre el proceso judicial que enfrenta Genaro García Luna en Estados Unidos no se han hecho esperar y eso incluye al Presidente de la República.
Luego de que el Gobierno de Estados Unidos pidió cadena perpetua para el exsecretario de Seguridad con Felipe Calderón, Genaro García Luna, y multarlo con 5 millones de dólares, el Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que no le desea mal a nadie.
En su conferencia mañanera de este viernes 20 de septiembre en Palacio Nacional, López Obrador fue cuestionado si estaba de acuerdo con este castigo para García Luna.
“No me gusta hablar de eso, una de las cosas que agradezco a la vida es que me tocó, por mis convicciones, ocupar este encargo para ayudar a mi pueblo y a mi querido México, pero a mí no me gusta que nadie sufra. No le deseo mal a nadie, por eso puedo decir gracias a la vida, ya me falta muy poco y ya estoy cumpliendo mi misión”.
«Logré algo que era antes muy difícil, yo no quiero que nadie sufra, ya que es responsabilidad de las autoridades dictar sentencia y que cada quien asuma su responsabilidad, y sobre todo el que se tenga en cuenta que hay que estar bien con uno mismo, con nuestro tribunal que es la conciencia», declaró López Obrador.
Reflexionó que a veces se puede estar en la cárcel siendo inocente: «En vez de convertirse en prisión, es un lugar que dignifica y además protege».
La Fiscalía del distrito Este de Nueva York subrayó este jueves que el exsecretario de Seguridad de México merece ser condenado a cadena perpetua y a una multa mínima de 5 millones de dólares, al acercarse la fecha de su sentencia, que el juez Brian Cogan leerá el próximo 9 de octubre.
En febrero pasado, el exfuncionario con Calderón fue declarado culpable de todos los cargos por los que se le acusaba relacionados con el narcotráfico, la delincuencia organizada y el falso testimonio ante las autoridades estadounidenses, lo que le podría costar entre 20 años de cárcel y la prisión a perpetuidad.