Ciudad de México.- Cuando la entrenadora china Ren Shao Fen descubrió a Ma Jin a los siete años, de inmediato reconoció a una clavadista en estado natural. Tenía una figura espigada que contrastaba con su fuerza muscular: una candidata a brillar en un país donde los saltos ornamentales son parte de sus múltiples tradiciones.
La verdad no me gustaba lanzarme del trampolín, me daba mucho miedo, recuerda la entrenadora.
Entré porque se me facilitaba por haber practicado ballet y me gustaban los viajes que hacíamos. Soy una persona muy terca y aunque nunca sentí mucha pasión por los saltos, tengo una adicción a ser siempre la mejor en cualquier cosa que haga, contó a La Jornada la instructora, pieza clave en la conquista de cuatro medallas olímpicas para México, además de decenas más en Mundiales, Juegos Centroamericanos y Panamericanos.
Aunque tenía la capacidad para llegar a unos Olímpicos, el sueño de Ma Jin no era subir al podio. Ganó algunas medallas a escala nacional e internacional, pero decidió retirarse de las competencias cuando apenas tenía 17 años.
Creo que esa siempre fue mi vocación, enseñar a otros. Estar rodeada de atletas me da mucha felicidad, me causa adicción, porque me gusta mostrarles todo lo que yo aprendí cuando fui atleta.
Cuando aterrizó en México en 2003, a través de un programa de cooperación del gobierno de Pekín, Ma Jin casi no comprendía el español. Tres meses antes se prepa-ró con un curso exprés en China, pero no fue suficiente para comunicarse de manera fluida.
Al principio sólo me quería quedar uno o dos años, pero luego conocí a Rommel Pacheco y a Paola Espinosa y decidí quedarme porque tenían mucho talento, relató la asiática, quien suplió a Francisco Rueda como entrenadora de los clavadistas.
Cinco años después de llegar a territorio nacional, consiguió la primera medalla con una de sus atletas: Espinosa, bronce en clavados sincronizados en plataforma de 10 metros en los Juegos de Pekín 2008 (junto con Tatiana Ortiz). En Londres 2012 Paola cosechó su segunda presea junto con Alejandra Orozco, plata en la misma prueba. Recientemente, Osmar Olvera, su alumno más adelantado, obtuvo bronce en trampolín de tres metros y plata en la modalidad sincronizada en París 2024.
Le tengo mucho amor a México, un arraigo que se refleja en los resultados obtenidos. Tengo muchas anécdotas qué contar, una de las más felices fue cuando Paola le ganó a Chen Ruolin en el Mundial 2019; fue un resultado especial porque ella era alumna de mi antigua entrenadora.
El prestigio de Ma Jin ha llamado la atención en otros países, desde donde le han ofrecido atractivos contratos para convertirse en su entrenadora nacional. Todas las ha rechazado, incluso cuando vivió su momentos más difíciles durante la administración de Ana Guevara en Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por el conflicto con las disciplinas acuáticas.
Siempre que salimos a otros países me hacen invitaciones, la más reciente fue en el Mundial Juvenil en Río de Janeiro en noviembre pasado. Decidí quedarme en México, porque tengo mucho apoyo ahora que llegó Rommel a la Conade y quiero mucho a los cinco niños que ahora están a mi cargo. Comenzar de nuevo sería muy complicado, ya no estoy tan joven.
El oro era nuestro
Ya pasaron cuatro meses desde que Olvera y Juan Manuel Celaya ganaron la medalla de plata olímpica en París; una presea que, para ella, debió ser dorada.
El oro era de México, todo el mundo lo sabía, incluso los chinos, quienes se llevaron el primer lugar. Varios entrenadores me lo comentaron también y eso nos deja satisfechos con su desempeño. Si uno de los jueces nos hubiera dado 0.5 puntos más en el último clavado seríamos monarcas, aseguró.
A la par de entrenar a los subcampeones, Ma Jin forja la carrera de cinco nuevos talentos de los saltos ornamentales, quienes la han obligado a modernizarse. Los clavados evolucionan y si te quedas atrás pierdes tu lugar en la élite. Ya no se puede entrenar como antes y debo actualizarme, porque los chicos de ahora no piensan como hace 10 años.
Vencer a sus paisanos es posible
Aunque en Juegos Olímpicos los clavadistas mexicanos no han conseguido vencer a los chinos, en otras competencias sí ha sido posible.
No son invencibles, porque Rommel y Paola ya los derrotaron en mundiales. Lo que se tiene que hacer es pulir de forma minuciosa todos los detalles en cada clavado para superarlos. Osmar es un candidato para conseguirlo, es muy joven y tiene todas las herramientas necesarias para ser campeón.