Ciudad de México.- Hay un halo de fuerza y confianza en la mirada de Yessica Kika Chávez. Es el reflejo claro de un sentimiento de orgullo tras saber que será la tercera mexicana en ingresar al Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Nueva York, logro que la remite a una batalla histórica contra los estigmas de género y en la cual debió demostrarle, incluso a su padre y al entrenador Ignacio Beristáin, que valía la pena guiarla para subir al ring. Pues hace unas décadas, generaciones de peleadoras vivieron en el olvido porque no se les permitía ejercer un oficio que era considerado sólo para hombres.
“Me siento muy bendecida por considerarme. Los actores ganan los premios Oscar, los cantantes Grammys y este es el mayor reconocimiento para nosotras, es una carrera de más de 18 años y no ha sido fácil. Todas las de mi generación tuvimos compañeros que decían ‘ay, a las mujeres hay que sobrellevarlas’, pero no, la realidad es que subías y si les pegabas se burlaban de ellos y te respondían más fuerte, por lo que nos empezaron a ver como competencia. Pero todo eso me hizo crecer y mejorar”, comentó.
La originaria de Ecatepec, de baja estatura y sonrisa pícara, vivió diversas complicaciones antes de tener relevancia en el boxeo debido a la escasez de recursos económicos. Pero su éxito llegó impulsado por su gallardía y carisma, lo que la convirtieron en una de las mejores del mundo.
“En mi primera pelea no quería entrar al ring con mi rival, porque la veía muy fuerte, inclusive se los dije a mis papás, quienes me expresaron que ya no había marcha atrás, pues el destino me había puesto ante Maribel La Pantera Cruz, y cuál sería la sorpresa que la terminé noqueando con tan sólo 17 años.”
Se negaban a entrenarla
Pero la púgil tricolor, quien conquistó el cinturón diamante del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en 2017 al defender su cetro mosca de este organismo ante Esmeralda Moreno, tuvo que librar múltiples obstáculos para poder consagrarse en la disciplina.
Trabajé en verdad muy duro y juré que no iba a descansar ningún día para lograr el sueño. Le dije a mi público, no tengo dinero, no soy poderosa, solamente tengo esta humildad para entregar esto que me acredita como campeona diamante, declaró entre lágrimas tras el combate.
Kika cuenta que en un principio su padre, el ex campeón del mundo Juan Manuel Chávez, de quien heredó el apodo, se negó a entrenarla y le sugería irse a jugar con muñecas y a cuidar a su mamá. Pero finalmente, la insistencia dio frutos y le enseñó a dar los primeros golpes.
Le decía que era como Rocky, que solamente a sus amigos entrenaba y creo que mis palabras lo movieron y decidió hacerlo. Hice múltiples peleas amateurs y después decidí volverme profesional.
Sin embargo, para conseguir despegar su carrera en el boxeo tuvo la difícil tarea de convencer al entrenador Ignacio Beristáin de aceptarla como su pupila. Aquel hombre formó a 29 campeones del mundo: Gilberto Román, Daniel Zaragoza, Ricardo Finito López y Juan Manuel Márquez, entre otros. En 2010 fue el primer preparador en ser investido en el Salón de la Fama.
Nacho nunca quiso entrenar mujeres, decía que le hierve mucho la sangre ver las miserias que les pagan por pelear. Al principio en su gimnasio practicaba de acuerdo a cómo veía a los chavos, porque nadie me ayudaba. Me gané mi lugar a golpes en mi primer combate profesional con él y a partir de ese momento decidió que se abrieran las puertas de su gimnasio para mí.
Desde su debut en 2006 ante La Pantera Cruz hasta la fecha, la púgil considera que si bien se han reducido los prejuicios sobre el boxeo femenil, aún existe una gran diferencia en el salario, respecto a las peleas de hombres.
El boxeo femenil ha evolucionado muchísimo en aspectos técnicos, pero en lo que todavía no hay avance es en el pago. A pesar de que han existido grandes bolsas, como la de Amanda Serrano contra Katie Taylor, no todas son ellas ni pueden recibir esos montos. Nosotras evolucionamos y nos superamos a diario en el gimnasio y no vemos ese crecimiento y apertura por par-te de los promotores, explicó.
La pelea del año pasado entre Serrano y Taylor impuso récord con una bolsa de al menos seis millones de dólares, la cifra más alta en esta categoría. Versiones señalaron que la irlandesa cobraría ese monto, mientras la puertorriqueña se llevaría hasta ocho, aun cuando llegaba como retadora. En contraste, el combate entre Manny Pacquiao y Floyd Mayweather en 2015 dejó una bolsa de 268.3 millones para Mr. Money, mientras Pac Man recibió 146.4 millones de acuerdo con DAZN.
Es lo único en lo que el boxeo sigue siendo un tanto retrógrada. Ya no lo veo como antes, respecto a que la gente no quería las peleas femeninas por el mismo machismo, eso ya se extinguió debido a los grandes combates que han brindado las mujeres.
Kika tiene un registro de 32 victorias, cinco derrotas y tres empates en 40 combates, el último en 2021. Sus únicos descalabros los sufrió ante Ibeth Zamora, Esmeralda Moreno y Guadalupe Martínez, pero destaca el triunfo sobre Yesica Tuti Bopp, así como el combate con Irma Sánchez, el cual la convirtió en 2011 en campeona mundial de la Federación Internacional de Boxeo.
“La pelea que marcó mi trayectoria y el despunte de mi carrera fue cuando fui campeona por primera vez ante la Güerita Sánchez allá en Boca del Río, en la cartelera de Ana María Torres. A partir de ahí el mundo me conoció y las televisoras me empezaron a transmitir.”
Una vez inducida en el Salón de la Fama, la mexiquense buscará cerrar su ciclo como peleadora para incursionar de entrenadora.