- Un análisis de los registros de la Rhove indica que a partir de 2020 creció el peligro de muerte tras adquirir una infección hospitalaria como consecuencia del cuidado médico
Ciudad de México.- Tenían días de nacidos cuando se enfrentaron al sistema público de salud mexicano. La propagación de una infección por la bacteria Klebsiella pneumoniae, que infecta la sangre y es potencialmente mortal, afectó a 84 recién nacidos en el Hospital Regional 1 de Culiacán, Sinaloa, en 2015; 14 murieron.
En este hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) había falta de limpieza de áreas y ropa de cama, determinó la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). También encontró malas prácticas de higiene del personal, así como imperfecciones en la preparación de soluciones de uso médico, según la recomendación 061/2018 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Han pasado casi 10 años de aquel caso y, en el transcurso, las infecciones hospitalarias incrementaron sus riesgos. Un análisis de los registros de la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (Rhove) realizado para este reportaje, muestra que a partir de 2020 creció el peligro de muerte tras adquirir una infección hospitalaria como consecuencia del cuidado médico.
Entre 2015 y 2019, de cada 100 personas que se contagiaban en un hospital, 14 perdían la vida, pero a partir de la pandemia por COVID-19 y hasta 2024, el promedio se elevó a casi 20 defunciones asociadas directa o indirectamente con estas infecciones. Los datos se obtuvieron tras analizar los egresos registrados como «defunción» en las bases de datos de la Rhove, otorgadas vía transparencia por la Secretaría de Salud (SSa).
Los datos que arroja el análisis superarían la media global de 10% de pacientes que padecen efectos adversos, como discapacidad o la muerte, como consecuencia de una atención sanitaria insegura, según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2024.
Las causas, coinciden especialistas en epidemiología e infecciones, están vinculadas al abandono histórico del sistema de salud, la reducción presupuestal que lo ha precarizado más en los últimos años y la pandemia que estresó las ya sobrecargadas unidades médicas.
«Es algo que viene arrastrando México. No sorprende que haya subido la mortalidad por la pandemia, sabemos que los hospitales no se encuentran en las mejores condiciones. Hay precariedad y falta de insumos», señala el doctor Alejandro Macías, especialista en medicina interna e infecciones.
La Rhove es un sistema de vigilancia centinela nacional compuesto por hospitales de segundo y tercer nivel que cuentan con Unidades de Vigilancia Epidemiológica Hospitalaria (UVEH), personal capacitado y que tienen la voluntad de informar la situación en sus centros.
Los informes sobre las Infecciones Asociadas a la Atención de la Salud (IAAS) provienen solo de alrededor de 350 hospitales repartidos en el territorio nacional, es una ventana a lo que ocurre dentro del sistema de salud, pero no permite conocer la totalidad de las afectaciones.
El doctor Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la UNAM, asegura que una de cada cinco personas hospitalizadas en México se infecta durante su cuidado médico.
El investigador especializado en IAAS afirma que estas infecciones son de las primeras causas de muerte en el país; calcula que cada año mueren, al menos, 60 mil personas como consecuencia de estas.
Nacer es de alto riesgo en México
En México, las personas contagiadas son pacientes que ingresaron al sistema público por cirugías u otros padecimientos que requieren hospitalización y que terminaron con neumonías, infecciones en sangre, urinarias y órganos.
Los hay de todas las edades, pero las personas más vulnerables son las recién nacidas: conforman 19% de los registros por infecciones hospitalarias en la Rhove.
Apenas en diciembre pasado, la SSa informó sobre un brote de Klebsiella oxytoca, una bacteria que se encuentra comúnmente en el tracto gastrointestinal de humanos y animales y que puede provocar neumonía, infecciones urinarias, de la piel y de los tejidos blandos, así como sepsis, la respuesta extrema del cuerpo a una infección que es potencialmente mortal.
Este brote surgió en hospitales públicos del Estado de México, Michoacán y Guanajuato, y afectó a 35 niños, de los cuales murieron 16 bebés prematuros y un adolescente de 14 años. La dependencia indicó que los contagios podrían deberse a la contaminación de alimentos administrados vía intravenosa o de los insumos para su aplicación, pero hasta el momento no ha hecho pública la resolución del caso.
Las infecciones están en hospitales del IMSS, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), unidades regionales y de especialidad de la Secretaría de Salud, centros médicos estatales e incluso privados.
La Norma Oficial Mexicana NOM-045-SSA2-2005 detalla que estas infecciones incrementan las tasas de mortalidad y morbilidad, dejando lesiones y discapacidades en la población que sobrevive a ellas, lo que a su vez tiene un costo social en los años de vida saludables de los pacientes y sobrecargan al sistema de salud.
María, una madre joven que pidió resguardar su identidad, tuvo a su hijo en un hospital público de Guadalajara en 2023. Recuerda la camita de su bebé llena de polvo, que el personal médico manipulaba a su hijo y otros bebés sin guantes después de usar sus teléfonos celulares o comer a un lado de los recién nacidos. Su hijo, internado tras su nacimiento, murió un mes después tras adquirir una bacteria producto de un catéter infectado: «Fue demasiado lo que sucedió con mi bebé, entre negligencia y malos tratos, finalmente mi bebé ya no está», dice.
Además de ser los más vulnerables al contagio, los recién nacidos son los que más suelen perder la vida. De cada 100 bebés que se contagian durante su estancia, mueren 12. En general, es una población que está siendo atendida en instalaciones pequeñas, mal equipadas, con poco personal e insumos, un cóctel de elementos que elevan los riesgos de contaminación.
«Es una combinación de error humano e insumos insuficientes. Los recién nacidos tienen un sistema inmunitario en proceso de maduración, una contaminación mínima es un problema gravísimo», advierte el doctor Ponce de León.
Contagios prevenibles
Entre los padecimientos más frecuentes están los que se producen tras colocar algún instrumento ajeno en los cuerpos de los pacientes como ventiladores o catéteres, o bien, tras una intervención quirúrgica. Cada infección conlleva su propio riesgo, siendo las que afectan al torrente sanguíneo las que más complican la esperanza de vida.
Si bien todas las áreas hospitalarias son propensas a infecciones, hay algunas donde los riesgos son mayores, principalmente Medicina Interna, Cirugía General y Terapia Intensiva de adultos, esta última es la que atiende a pacientes con enfermedades o lesiones que tienden a ser mortales y donde se suele utilizar insumos como ventilación mecánica, sondas de alimentación y catéteres. Las áreas de Terapia Intensiva Neonatal y Pediatría son las más peligrosas para los niños.
Los datos estadísticos muestran que las áreas de Urgencias, Urgencias Pediátricas, Hematología, Cardiología y Geriatría han tenido un crecimiento en el número de infecciones en los últimos cuatro años.
La OMS subraya que contar con programas de prevención y control de infecciones puede reducir las infecciones relacionadas con la atención a la salud hasta en 70 por ciento.
Sin embargo, México aún no tiene un programa unificado para atender el problema, además, durante la década de análisis, el presupuesto en salud ha estado siempre por debajo de la recomendación de la OMS de invertir al menos 6% del producto interno bruto (PIB) para garantizar este derecho humano.
Es un círculo vicioso —advierte Ponce de León, especialista en enfermedades infecciosas— en el que «la insuficiencia de recursos lleva a tener programas insuficientes, los programas insuficientes son ineficientes y el costo es terrible para los pacientes que ingresan para resolver un problema y terminan con otro».
El sufrimiento y los gastos familiares tienen un alto costo para la sociedad y para el Estado que termina por pagar más para resolver lo que pudo prevenir: «Si la respuesta por parte de las autoridades de Salud es decir: ‘Vamos a optimizar el gasto’, es irresponsable, ya no hay opciones de optimizar el gasto», precisa.
Tienen otros datos
El doctor Vladímir González, coordinador nacional de la Rhove, adscrito a SSa, afirma que la tasa de defunción directamente por IAAS es de 5 por ciento.
No obstante, reconoce que adquirir una infección dentro de los hospitales complica los diagnósticos de los pacientes. En suma, la vigilancia epidemiológica que se realiza depende de lo que los médicos definan reportar.
El doctor González explica que, en ocasiones, «el personal médico no notifica adecuadamente el caso o la defunción (…), por lo que puede haber un subregistro».
Afecciones mortales
A partir de 2020 creció el número de muertes vinculadas a IAAS.
AÑO MUERTE POR C/100 CONTAGIOS
2024 18.1
2023 17.8
2022 18.2
2021 23.2
2020 21.8
2019 14.5
2018 13.6
2017 14
2016 13.8
2015 14.8
El dato
2.5% del PIB invierte México en salud. Sin embargo, se necesita mínimo 6% para cubrir las necesidades de la población.